Los días en los que vivimos peligrosamente


La entrada de una fiesta de Los Planetas (¡Dios existe! El rollo mesiánico), una plaquette de Ángel Paniagua, una postal de KIDS (Larry Clark), y un fanzine literario de esos que encuentras de madrugada, sobre la barra de un bar oscuro en el que media docena de almas chocan entre sí como los coches eléctricos de las ferias. Ahora, casi quince años después, algunas de las cosas que hice empiezan a cobrar sentido, aunque aún no acabe de comprenderlo. Es lo que tienen las mudanzas, que te permiten jugan a necrófilos un ratito.

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