Visca Allen

Woody Allen es de esos tipos que suelen despertar de todo menos indiferencia. Genial en sus diálogos, con altibajos en su dirección y mediocre como actor, lleva muchos años atrapando la atención de aquellos a los que nos gusta el cine. Su(s) personaje(s), un batiburrillo de TOCs repartidos a partes iguales entre pasiones y fobias, ha sobrevivido sustentado principalmente en su sentido del humor, cosido de ironía y auto parodia, un poco al estilo del Maestro Groucho. El estreno de su última película, Vicky Cristina Barcelona, escondía una sorpresa que ha tenido a base de Almax a buena parte de los separatistas catalanes durante todo el fin de semana. La razón es que, en una secuencia de la película, Vicky, el personaje que interpreta Rebecca Hall, es preguntada por la razón de su estancia en la ciudad, a lo que Vicky responde:

-"Estoy haciendo un master en Identidad catalana".


Je, je, je, je... Se me escapa la risa tonta.


A los señores de la Generalidad, que han puesto un buen puñado de cuartos en la peli para promocionar Barcelona, se les ha quedado la cara como al protagonista del cuadro de Munch. Es lo que tiene la falta de sentido del humor, que como es bien sabido, está inevitablemente aparejado con la inteligencia. Igual si aprendieran un poco de los vascos, que ejercen el sano ejercicio de reírse de ellos mismo con su "Vaya semanita", llegarían a ver más allá de su corta nariz provinciana.


Este Allen tiene unas caídas...

Sin título

Acostumbro a frivolizar cuando titulo cada uno de mis post, es cierto. Aludo, siquiera de soslayo y entonando con ironía, a ciertos referentes, los míos, que habitan entre lo real y lo imaginado, lo creado y lo mostrado. Hoy, tras leer la noticia que reseñaré a continuación, se me han quitado las ganas de bufonear. Algunos diarios han publicado las cifras relativas a la venta de armas de nuestro gobierno (el octavo mayor proveedor del mundo) a otros países, y avergüenza comprobar que entre los destinos de tan jugoso mercado se encuentran naciones no precisamente garantes de la democracia: Israel, Irán, Venezuela, Colombia... Mejor que yo os lo explica Gervasio Sánchez, Premio Ortega y Gasset de Fotografía, cuyo discurso de recepción del galardón, el pasado 7 de mayo, me permito transcribir. Estaban presentes en el acto la Vicepresidenta del Gobierno, varios ministros y ex ministros, la Presidenta de la Comunidad De Madrid, el Alcalde de Madrid, el Presidente del Senado y centenares de personas. Sin embargo, y por razones que se desvelan en el transcurso de su lectura, el discurso no fue publicado por El País ni por ninguno de los medios que patrocinan ese premio.

"Estimados miembros del jurado, señoras y señores: Es para mí un gran honor recibir el Premio Ortega y Gasset de Fotografía convocado por El País, diario donde publiqué mis fotos iniciáticas de América Latina en la década de los ochenta y mis mejores trabajos realizados en diferentes conflictos del mundo durante la década de los noventa, muy especialmente las fotografías que tomé durante el cerco de Sarajevo. Quiero dar las gracias a los responsables de Heraldo de Aragón, del Magazine de La Vanguardia y la Cadena Ser por respetar siempre mi trabajo como periodista y permitir que los protagonistas de mis historias, tantas veces seres humanos extraviados en los desaguaderos de la historia, tengan un espacio donde llorar y gritar. No quiero olvidar a las organizaciones humanitarias Intermon Oxfam, Manos Unidas y Médicos Sin Fronteras, la compañía DKV SEGUROS y a mi editor Leopoldo Blume por apoyarme sin fisuras en los últimos doce años y permitir que el proyecto Vidas Minadas al que pertenece la fotografía premiada tenga vida propia y un largo recorrido que puede durar décadas. Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofía Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años. Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad. Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad. Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película Cuentos de la luna pálida de Kenji Mizoguchi. Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado. Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas. Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas. Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos. Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte. Muchas gracias."

Gracias a usted por su valentía, Señor Sánchez.

Lengua de trapo

Algunas veces siento que no se me entiende cuando escribo este blog, que en algún punto entre mi cerebro y el de aquél al que me dirijo, el sentido de mis palabras se pierde por el camino, se contorsiona y distorsiona, disfraza, intoxica... qué se yo. Si lo supiera igual hasta intentaba ponerle remedio. Trato de no decir las cosas a las claras, de ocultar en cada post señales que desvelen mi verdadera intención, signos que deban interpretarse para concluir que estoy siendo irónico, incluso que estoy diciendo lo contrario de lo que pienso. Lo hago así porque me resulta más divertido y porque tengo esta estúpida costumbre de mancharlo todo con dobles sentidos. Lo hago así porque nos va sobrando información y nos va faltando criterio para interpretarla, porque nos hemos convertido en unos lobos que educan a sus hijos a base de playstation y Disney Channel. Unos lobos que miran, plácidamente sentados a la mesa, cómo al otro lado del televisor, en un lugar lo suficientemente lejos para que no nos salpique la miseria y se nos mezcle con las gambas, nos matamos los unos a los otros unos minutos antes de que Valentino presente su colección primavera-verano. Lo hago así porque he llegado a la conclusión de que la información no sirve de nada. LA INFORMACIÓN NO SIRVE DE NADA, y no sirve de nada porque nos ha sepultado, nos ha anestesiado y lo que es peor, va camino de inmunizarnos contra la peligrosa peste del sentido común, porque hemos perdido la capacidad de discernir y lo más importante en estos extraños días es si juega Raúl el domingo o cuándo empieza Gran Hermano. Lo hago así porque es necesaria y urgente una reflexión, cualquier reflexión. Lo hago así porque somos un puto pan y circo de mierda, y esta vez no puedo decirlo más claro. Hablo de gobiernos, de escritores, de música y televisión, de políticos y de no sé cuántas cosas más, y en realidad no hablo de nada porque nadie me escucha.

El ojete apocalíptico

A ver cómo lo explico si no lo entiendo ni yo... El caso es que en la frontera franco-suiza, cerquita de Ginebra, a unos cuantos científicos (en realidad han participado más de dos mil en este proyecto) les ha dado por recrear el principio de los principios: el Big Bang. Para ello han construido El Gran Colisionador de Hadrones (para los que no sepáis qué es un hadrón yo os lo explico, pocicos de ignorancia, que hay que leer más: son partículas subatómicas no fundamentales de fermiones, llamados quarks y antiquarks, y de bosones, llamados gluones. Los gluones actúan de intermediarios para la fuerza de color que une a los quarks entre sí. Sencillo, ¿no?) con el fin de producir la partícula másica conocida como el bosón de Higgs o partícula de Dios (les ha quedado algo pretencioso, la verdad). Bien, pues ahora olvidad todo lo que os he dicho (y que he decidido no enlazar para provocar en vosotros una sana curiosidad científica) porque aquí viene lo bueno: la maquinita en cuestión, que está sin probar y no se sabe si tendrá algún tornillo suelto, podría provocar algunos llamémoslos pequeñosinconvenientesparalaespeciehumanaasícomoparacualquierotraformadevidaomateriaconocida, destacando:

* La creación de un agujero negro estable.

* La creación de materia exótica supermasiva, tan estable como la materia ordinaria.

* La creación de monopolos magnéticos (previstos en la teoría de la relatividad) que pudieran catalizar el decaimiento del protón.

* La activación de la transición a un estado de vacío cuántico.

De todos ellos, el agujero negro es el más chulo. Una cosa que absorbe planetas, estrellas y galaxias debe ser como Carmen de Mairena pero a lo bestia.

Para aquellos que queráis conocer algo más sobre este tema sin acabar naufragando en el mar de mentiras de ésta nuestra red de redes, podéis echar un vistazo en http://www.muyinteresante.es/lhc/index.html. No sé si será verdad lo que dicen, pero estos del Muy Interesante son especialistas en este tipo de tontunas.

Evidentemente, la pregunta que queda en el aire es... ¿qué harías si supieras que mañana se acaba el mundo?

Es una lata el trabajar...

Apenas hace cinco meses que nuestro actual ejecutivo ilustraba su campaña electoral con el lema "Por el pleno empleo". Eran días en los que la palabra crisis ya se veía en la lontananza, pero aquellos que nos atrevíamos a pronunciarla éramos, literalmente, tildados de antipatriotas. Un tipo bastante sabio, y aún más experimentado, dijo una vez que un pesimista sólo era un optimista bien informado. Pues bien, sin ánimo de querer competir con Rapeles y Fusteres digo aquí, ahora, y contradiciendo a todo un ministro de trabajo, que el nuevo año llegará entre más de tres millones de parados. Tres millones de personas con sus respectivos tres millones de familias que ya no entenderán que se les hable de la maldita guerra en Irak o del Prestige, tres millones de ciudadanos a los que, desde la fría óptica del análisis financiero, tendrán que alimentar, vestir y sustentar el resto de trabajadores con sus impuestos (un 37,7% más que el año pasado en gastos en prestaciones por desempleo, y un aumento de la tasa de paro que ha crecido en un 77% en la población inmigrante). Agosto nos deja con cifras de desempleo cercanas a las sufridas en el felipismo, y el dicho "el que no recuerda su historia está condenado a repetirla" se hace presente y, lo que es peor, futuro. Además, el número medio de afiliados también cayó en 244.666 personas, lo que sitúa a la Seguridad Social en tasas negativas de crecimiento, tanto mensuales (-1,26%) como interanuales (-0,77%). Es la mayor caída desde 1992. España es el país europeo en el que más ha aumentado la tasa de desempleo en agosto. También somos los que contamos con mayor número de jóvenes sin trabajo. Además, son todos los sectores, y no sólo la construcción, los que están sufriendo esta incipiente recesión económica. El que sepa interpretar los datos, que lo haga previa ingesta de un bocata de Valiums. El que no, que se rasque la barriga mientras Pepiño Blanco anuncia en los telediarios que los españoles vivimos mejor que nunca.

N. del A: Apenas 24 horas después de mi comentario anterior, el ministro Corbacho admite que es posible (cuando un político dice que algo negativo es posible, significa que nos vayamos preparando porque seguro que ocurre) que el INEM entre en déficit. Además, y sin despeinarse, ha anunciado que "en 2009, el Ejecutivo revisará en profundidad el catálogo de contrataciones en origen con el objetivo de que el año que viene ese contingente de inmigrantes se aproxime a cero". O lo que es lo mismo, lo que hace cinco meses era xenofobia según la progresía iletrada (que no ilustrada) de este país, en el día de hoy se convierte en ... ¿en qué?